jueves, 27 de octubre de 2011

Llegada a Londres

Después de casi dos semanas, por fin me digno a escribir algo nuevo en el blog. El motivo es principalmente que hasta hace cuatro días no teníamos internet en casa, así que solo conseguía conectarme un par de horas desde la academia de silvia -haciéndome pasar por alumno- y el poco tiempo que tenía lo usaba para buscar nuevo alojamiento y trabajo.


En fin, el vuelo fue rápido y sin contratiempos, nada en especial que mencionar. Al llegar compramos billetes de easybus que nos llevó a la ciudad en poco más de una hora. Los problemas empezaron a partir de aquí.

Cuando el bus nos soltó no teníamos ni puñetera idea de dónde estábamos ni, por tanto, cómo llegar al hostal. Si al hecho de estar un poco -bastante- perdidos le sumamos que llevábamos cada uno una maleta de 20 kg y otra de mano de unos 10, y que encima mi maleta de mano no tenía correa para colgarme al hombro y la maleta grande me la habían roto en el aeropuerto -qué bien y con qué delicadeza trabajan estos del aeropuerto- y no podía usar el asa, pues apañados íbamos.
Para rematar la faena, era domingo y por lo que se ve algunos tramos de algunas líneas de metro las cortan los fines de semana para mejorarlas con vistas a las olimpiadas 2012 -putas olimpiadas-, así que cuando por fin conseguimos averiguar cómo llegar al hostal usando el metro descubrimos amargamente que el tramo de la línea que nos llevaba hasta allí era uno de esos tramos que estaban cortados...así pues nos bajamos donde buenamente pudimos, cargando las maletas por interminables escaleras, sudando como condenados y maldiciendo todo lo maldecible, para continuar nuestro viaje en bus.
El bus muy bonito y todo eso, pero no está preparado para viajar con maletas. Pasillos estrechos no, lo siguiente. Llenos de gente entrando y saliendo, y nosotros sin espacio para poner las maletas, sin saber dónde meterlas ni dónde meternos nosotros...
En esos momentos tuve que dar gracias por llegar un día sin lluvia. De haber llovido no se qué habría sido de nosotros.

Finalmente, después de mucho -mucho- sufrimiento, llegamos al hostal, donde sin mucho problema y después de subir varias escaleras más con las dichosas maletas conseguimos llegar a la habitación, donde pasamos los siguientes siete días, pero ya hablaré un poco sobre el hostal en otra entrada.

Moraleja: moverse por Londres con mucho equipaje es una mierda. No se lo deseo a nadie.

No hay comentarios:

Publicar un comentario